Quiero comenzar una nueva sección en mi blog, dedicada a todos los escritores que se han consagrado con sus exquisitas narrativas, las cuales, nos han trasladado a diferentes partes del orbe o nos han hecho partícipes del descubrimiento de nuevos mundos navegando en carabelas sobre chorros y chorros de letras, cruzando tempestuosas ideas, admirando cielos de metáforas muy definidas y límpidas desembarcando en finales inesperados de extraordinaria belleza o en desenlaces saludados con anticipación que te hacen sentir que llegas a puerto seguro.
Aclaro que este Espacio no pretende convertirse en un foro de crítica o cosa parecida, mas bien quiero rendir un tributo ayudado por todos ustedes, a hombres y mujeres que han enaltecido a una de las mas bellas de las artes, la literatura. ¿Y como me ayudarán? con sus comentarios y aportaciones literarias que su humilde servidor ignore o desconozca sobre los grandes escritores del mundo.
Comenzaré mi pequeño viaje, escribiendo sobre nuestros escritores, los nacionales, los que han vertido su talento sobre esta Honduras incipiente en la lectura e imberbe en el reconocimiento de sus hijos mas ilustres.
Y quien mejor para comenzar ésta emotiva travesía que uno de los iconos mas representativos de nuestras letras, Ramón Amaya Amador.
Ramón Amaya Amador
Oriundo de uno de los lugares que mas hijos notables le ha dado a nuestra bendita tierra, Olanchito, en el departamento de Yoro. Nació un 29 de Abril de 1916.
Entre sus obras mas destacadas están:
- Prisión Verde (1945)
- Amanecer (1947)
- El indio Sánchez (1948)
- Bajo el signo de la Paz (1952)
- Constructores (1957)
- El señor de la sierra (1957)
- Los brujos de Ilamatepeque (1958)
- Memorias de un canalla (1958)
- Biografía de un machete (1959)
- Destacamento rojo (1960)
- El camino de mayo (1963)
- Cipotes (1963)
- Con la misma herradura (1963)
- Jacinta Peralta (1964)
- Operación gorila (1965)
El año que aparece al lado de la obra es el año de cuando fueron escritos no de su publicación.
La brillante narrativa de esta luminaria nacional es increíblemente viva, puedes oler, mirar, escuchar, palpar y degustar línea por línea lo que acontece durante la lectura.
Uno de sus libros que mas me ha gustado es Los Brujos de Ilamatepeque (1958). En él, Amaya Amador te transporta a la era independentista y te sumerge en una historia emocionante de dos soldados de la gesta Morazanica, Doroteo y Cipriano Cano, los cuales se ven envueltos en las mentiras y la manipulación de las fuerzas oligárquicas aupada por una iglesia recalcitrante que se aprovecha de la superstición y la ignorancia de todo un pueblo (les recuerda algo eso). Yo hice mio el dolor de los Cano al ver que sus esfuerzos por ilustrar con sus conocimientos recién adquiridos, por alfabetizar a sus paisanos dándoles la luz que dan las letras, son inútiles.
Otras novelas de gran trascendencia son: El Señor de la Sierra (1957) y Con la misma herradura (1963) las cuales narran las historias desde un punto de vista personal (ya que no son novelas históricas) de dos hombres luchando por la libertad de su tierra, de su cultura, de su religión contra la fuerza invasora del español cegado por el brillo aurífero de nuestros suelos y ríos y del cristianismo que a punta de lanza y espada, enarbolando la cruz por delante, quisieron sembrar en sus corazones.
El gran Calel Elempira y Lucol hijo de un notable Nacon se enfrentan a un enemigo común, la codicia del hombre, la invasión llegada a nuestras playas y que con cuentas de vidrio y espejos ahumados pretenden engañar la inocencia de nuestras antiguas etnias.
Aunque en Con la misma herradura se hace referencia a un templo en donde todo esta elaborado por oro, nombrado ya en otras culturas, su trama te atrapa y te hace vivir intensas emociones. El final quizás es un poco decepcionante para todo lo acontecido en las páginas anteriores. Un terremoto hace sucumbir la ciudad de los dones y pierde por completo el camino al deslumbrante templo (gran truco de Amaya Amador para dejar en el misterio la leyenda del templo).
¿Quien en la secundaria no ha sido invitado a leer su Cipotes, Prisión Verde, Los brujos de Ilamatepeque?.
Si nos llamamos hondureños, honremos a nuestras estrellas, su luz se esparce aun sobre nuestro firmamento.
ARTURO OQUELI HERNANDEZ
Podría decir que Arturo Oqueli fue el escritor que me enseñó a leer recorriendo la historia, aspirando olores, escuchando los sonidos descritos, degustando los sabores, viviendo uno a uno los lugares y "conversando" con los personajes de sus escritos. Nació en la antañona Tegucigalpa, en el barrio el Jazmín en 1887.
Su legado literario esta compuesto de la siguiente manera:

Lo que dijo don Fausto
El brujo de Talgua
El cultivo de la pereza
Sembrando el viento
Conversaré aquí sobre el Gringo Lenca, una novela exquisita con muchas alegorías populares, ambientales, que hacen converger la historia entre la belleza norteña de nuestra querida Honduras y descubrir a Bonifacio Garvazo (Boni Garvo), nacido de madre hondureña, india del Guajiquiro, y educado al estilo norteamericano.
El Gringo Lenca es una excursión hacia la belleza de la zona costera, pasando revista de las riquezas mineralógicas de nuestros suelos. Nos lleva a admirar el paisaje mientras se adentran en la selva camino a Yoro para apreciar la milagrosa lluvia de peces.
El periodista Candil, logra adentrarse en el alma orgullosa de don Boni Garvo, extrayendo sensacionales anécdotas que nutren en forma soberbia la historia. Las costumbres de la época se cuelan en el relato a través de las agudas observaciones del entrevistado .
Para los que desean iniciarse en la lectura, esta novela es sencillamente perfecta, su narrativa sencilla pero llena de vida, de color, de imágenes descritas con maestría, te envolverá embarcandote en un viaje que no querras terminar.
Este ilustre capitalino y gloria literaria de Honduras, vivió sin mas riqueza que sus excelsas obras, triste realidad que aun vivimos en la actualidad en donde el talento nacional es despreciado, ignorado, sobreviviendo duramente en una sociedad que carece de identidad nacional, que tiene el gusto aun subdesarrollado para las letras, para las artes en cualquiera de sus manifestaciones. Su estatus físico trascendió este plano en el año de 1953 pero su herencia renueva su presencia constantemente cada vez que abrimos una de sus novelas.
1 comentario:
Sin duda alguna un gran escritor mi abuelo Arturo Oqueli Hernandez
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